El mejor bizcocho del mundo
Puedes hacer mil veces un bizcocho con la misma receta, que mil veces te saldrá diferente.
Y si alguna vez te ha salido mal, se te ha deformado, roto o has añadido algún ingrediente en exceso (o en defecto), sabes lo deprimente que puede ser.
Lo que debe estar dulce, esponjoso y saber a gloria, se ha vuelto seco, pesado y con mal sabor.
Pero un buen trozo de bizcocho es totalmente diferente. Un bizcocho tiene que ser ligero, con una miga finamente texturada, incluso jugoso.
Para que te salga siempre así, sigue estos 8 consejos que casi todos hacemos mal.
- Bate los ingredientes secos antes de medirlos: De esta forma se eliminan los posibles grumos y evita la harina demasiado densa. Usa un tenedor o un batidor de pala para encrespar la harina y, a continuación, mídelo. Por último, enrásalo con un cuchillo.
- Deja los huevos y la mantequilla unas horas a temperatura ambiente: Estos y cualquier otro ingrediente refrigerado (excepto si se ordena lo contrario). De esta forma se mezclarán correctamente con los demás ingredientes, y no formarán grumos. No sirve que calientes la mantequilla en el microondas, estará muy caliente, y además necesitamos que esté a una textura de punto pomada para la mezcla con el azúcar, no líquida.
- No corras, tómate tu tiempo: Cómo en cualquier receta, las prisas no son buenas. Por eso es necesario dedicarle todo el tiempo que la receta requiere. Si no sabes si los ingredientes están correctamente integrados, déjalos 5 minutos más en la batidora. La mezcla de mantequilla y azúcar debe estar pálida, casi blanca. Esto es debido a que los granos de azúcar crean pequeñas bolsas de aire en la mantequilla que se amplían con el batido. Esto sólo se consigue con una mantequilla en punto pomada.
- No sobremezcles: Una vez que esté formada la crema de mantequilla y azúcar, hay que agregar los ingredientes secos en varias etapas. Es recomendable parar la batidora cuando se empiezan a visualizar líneas blancas. Con una espátula de silicona podemos terminar de mezclarlo. Pero hay que hacerlo suavemente, ya que si mezclamos de más, la masa se desinflará.
- No te olvides de engrasar el molde: Utiliza mantequilla para engrasar todo el interior del molde con ayuda de un pincel para repostería. Luego espolvorea harina por encima y gira el molde para que todo quede cubierto de harina. Por último, ponlo boca abajo para eliminar el exceso.
- No lo hornees demasiado: Un rango de temperatura de entre 160-175ºC es ideal a la hora de hornear el bizcocho. Para asegurarte de que el calor del horno circula correctamente alrededor del bizcocho, no metas nada más para hornear en el horno. En cuanto la cocina empiece a oler de maravilla, introduce un palillo en la parte más gruesa del bizcocho; si sale limpio, el pastel está hecho. ¿La superficie se ha agrietado? No te preocupes, eso es una indicación de un trabajo bien hecho al batir, las bolsas de aire que creamos al batir lo ha causado.
- Deja que enfríe unos minutos en el molde: Después de sacar el molde del horno, ponlo sobre una rejilla de metal y deja que enfríe durante 20 minutos. Un bizcocho caliente es demasiado delicado para sacarlo del molde. Pero tampoco hay que dejarlo demasiado tiempo en el molde, ya que se producirá condensación dentro del recipiente y se ablandará. Con suavidad, invierte el molde en la rejilla y deja que caiga, luego deja que enfríe completamente sobre la rejilla.
- No dudes en utilizar sabores: Si quieres hacer un pastel de vainilla clásico, raspa una vaina de vainilla en la masa; el sabor es superior a la del extracto. No dudes en añadir otros sabores y extractos, especias, ralladuras: extracto de almendra y vainas de vainilla, un par de cucharadas de licor (como Grand Marnier), media cucharadita de agua de Azahar o agua de rosas, ralladura de limón y cualquier especia (como canela, nuez moscada y cardamomo). No añadas más de 2 cucharadas de líquido, ya que sino la mezcla se convertirá en húmeda y densa.