A veces al prepararnos un café percibimos que el sabor, la textura o incluso el aroma no es el que debiera ser.
Revisamos el café, pero este no puede ser ya que hemos comprado un café de máxima calidad. La cafetera tampoco ya que acabamos de adquirir el último modelo de esa marca tan reconocida.
¿Qué es lo que falla? ¿Qué estamos haciendo mal? Seguro que has vivido esta escena en más de una ocasión, pero no te preocupes, muchas son los factores que pueden influir en las características organolépticas de una taza de café.
Lo mejor es que hagas caso a los consejos que dejo a continuación para que puedas obtener el mejor sabor de tu café.
Para qué nuestro café esté realmente sabroso y tenga el sabor óptimo hay que utilizar solamente los mejores granos frescos de la mejor variedad.
Es verdad que actualmente hay cafeteras de cápsulas mono dosis que tienen mucha popularidad, y que su café en algunos casos es muy bueno y esta conservado en las mejores condiciones, sin embargo el café ya esta molido previamente, no lo hemos molido antes de prepararlo. Personalmente prefiero el sabor de unos granos frescos recién molidos.
La conservación de esos granos frescos adecuadamente es muy importante ya que se reflejara en el sabor final.
Para conservar la frescura hay que guardarlos en un recipiente hermético opaco y colocarlos en un lugar fresco y seco, sin que le de la luz directa del sol.
No es recomendable meterlos al frigorífico ya que el agua se condensara sobre los granos de café cada vez que se abre la tapa del recipiente. Esto los ablandara y nos dará un sabor más amargo que el amargor que realmente es.
Tampoco es una buena idea congelarlos, aunque tengamos mucha cantidad y no los vayamos a consumir en el momento, debido a que el congelado afectara a su sabor y su textura negativamente.
Como hemos comentado, el molido de los granos de café se debe realizar justo antes de preparar una taza. Pero el modo de moler también es importante para nuestro café.
Como vamos a realizar nosotros el proceso de molienda hay que asegurarse de que sea un nivel de molido mediano, el apropiado para las cafeteras de goteo o automáticas. De las cafeteras de cápsulas no hablamos, ya que traen el café ya preparado.
Si el molido es muy fino, por lo general vamos a necesitar menos cantidad de café, pero puede producir un café más amargo que el que esperamos e incluso en algunos modelos de cafeteras puede bloquear el filtro.
Por el contrario, si el molido es más grueso que el recomendado quizás nos quede un café más aguado que el que queremos, vamos a desperdiciar los granos de café ya que el agua no penetrara enteramente en ellos.
Yo os aconsejo que hagáis con un molinillo de café de calidad, con cuchillas o de placas, como queráis. A mi me va bien uno de la marca La cantidad adecuada de café molido. Normalmente esto nos lo suele indicar el manual de instrucciones de nuestra cafetera, podemos empezar siguiendo esas indicaciones e ir probando hasta descubrir la combinación que más nos guste, dependiendo de sí nos gusta más fuerte o menos fuerte.
Podemos empezar con dos cucharadas de café por cada 200ml de agua. De todas formas si notamos que nuestro café ha quedado muy fuerte podemos diluirlo en agua caliente, esto aumentará el sabor y rebaja el amargor.
Si la taza o el recipiente del filtro están sucios, puede influir de una manera negativa en el sabor de nuestro café.
Esto es debido a que el café tiene aceites y tras repetidas elaboraciones estos aceites se pueden acumular en el recipiente del filtro e incluso en el filtro permanente, si es que tenemos uno en nuestra cafetera. Estas malas condiciones afectan el sabor del café preparado.
Para qué esto no ocurra hay que limpiar regularmente el recipiente del filtro, el filtro permanente y la taza o vaso en el que vayamos a preparar el café.
Revisar bien si podemos introducir esos accesorios en el lavavajillas o no, no vayamos a estropearlos. Así el mejor sabor se mantendrá intacto.
Uno de los elementos más importantes en una buena taza de café es el agua con la que lo preparamos.
Dependiendo del lugar donde nos encontremos el agua del grifo tienen una dureza distinta, en los casos de dureza elevada o en lugares donde las condiciones del agua sean malas podemos optar por usar agua embotellada.
Pero cuidado, nunca hay que utilizar agua destilada o agua mineral ya que pueden estropear la máquina de café.
Hay que estar pendiente también de realizar periódicamente descalcificaciones para evitar que depósitos de cal atoren ciertas partes de la cafetera. En algunos modelos nos avisan de cuándo hay que hacerla, si no es el caso sería conveniente realizarlo cada 3 meses aproximadamente.
En algunas cafeteras el tanque del agua se puede extraer para llenarlo o para limpiarlo, lo cual nos facilita la tarea bastante sin embargo en la mayoría de las cafeteras es fijo.
Aún así debemos mantenerlo en condiciones adecuadas para que no se acumulé la cal ni demás sustancias indeseadas.
Si seguimos todas estas recomendaciones seguro que podremos elaborar la mejor taza de café del mundo, o por lo menos eso nos parecerá a nosotros.